En estos días se anuncia con bombos y platillos el lanzamiento de la campaña de participación ciudadana para rediseñar la avenida Diagonal, una de las avenidas más importante de Barcelona.
Dicho rápido, este plan consiste en una especie de crowdsourcing. Todos los mayores de 16 años que estén empadronados en Barcelona podrán enviar propuestas a través de diferentes canales electrónicos y analógicos. A partir de estas propuestas una oficina técnica del ayuntamiento elaborará dos propuestas que se someterán a votación popular en 2010. Y que gané el mejor.
Justamente el otro día hablaba de la oportunidad del diseño como canal para la participación ciudadana. Este concurso popular me parece una oportunidad perdida, en realidad lo que me parece perdido es el dinero, este proceso costará mucho y el dinero se podría haber invertido de mejor manera, en un proyecto de diseño participativo, no en un mero concurso de ideas.
En un brote de comunicacionitis bidireccionalis dicen: «Todos aquellos que hagan aportaciones recibirán, en una tercera parte, la respuesta a sus propuestas.» Esto no se sabe bien qué significa. Gerd Gigerenzer ya nos explicó que la gente no siempre entiende expresiones tan cotidianas como «mañana 30% de probabilidades de lluvia«.
¿Que quiere decir el ayuntamiento con aquello de la tercera parte? (a) que responderán a un tercio de los concursantes, (b) que responderán a un tercio de los temas planteados en la propuesta o (c, d, e…) otra opciones no contempladas ahora.
Yo voy a enviar una idea que sea modificar el trazado de la diagonal para que llegue hasta mi casa y que la diagonal sea sólo carril bici. Tal vez gano.
El ayuntamiento ha decidido aplicar el mismo enfoque de crowdsourcing también a diseñar las futuras políticas de género de la ciudad. Intuyo que serán dos las oportunidades perdidas.
Seguramente habrá buenas ideas entre los envíos, el mero número que se recibirá me hace presuponer esto. Sin embargo puedo intuir que la mayoría de las propuestas no serán tenidas en cuenta por estar mal formalizadas, al fin y al cabo los ciudadanos no tienen ni idea de planificación urbana.
Paradojicamente este concurso hará que se pregunte a muchos, mucísimos, pero que se escuche a pocos. Porque lo que se tendrá en cuenta son las propuestas, no las necesidades, ni los objetivos. La gente tiene necesidades claras, pero la mayoría de las veces no puede expresarlas. Es conocida aquella elocuente frase de Henry Ford:
If I had asked people what they wanted, they would have said faster horses.
Si no fuera porque Ford fue un antisemita de la peor calaña, diría que tiene más razón que un santo.
Pero la tiene, la gente no nos da los conceptos de diseño finalizados, es necesario salir a la calle y hablar con usuarios, clientes, personas, como quieran llamarlos, pero no esperemos que nos digan qué hacer ni que se transformen en diseñadores.