Archive for enero 2010

Los insufribles de enero 2009

17/01/2010

Hay gente realmente insufrible. Este mes los que se merecen entrar en la lista por hacer nuestra vida más agria son:

  • Los que dicen que desde hace años sabían que se venía una gran crísis.
  • Los que en el metro o el bus resuelven la crisis en cinco minutos.
  • Los que se van a la India y se creen moralmente superiores por ello.
  • Los que se van a la India y se ponen a caminar descalzos.
  • Los que se van a la India.
  • Los que actualizan la libreta de su cuenta de ahorros cuando hay fila para el cajero.
  • Los que dicen diseño cuando en realidad se refieren a ornamento.
  • Los artículos sobre los lectores de e-books.
  • Los del partido antitaurino.
  • El Sr. Muñoz, corresponsal de El País en Israel.
  • El Sr. Juan Carlos del servicio de tracing de Lufhtansa.
  • El Sr. Coixet.

Aclaración: Los insufribles era una sección de la revista Hum®, una buenísima revista argentina que se leía en todos los hogares progres durante la dictadura militar y los primeros años de la democracia.

Everytime we say goodbye

7/01/2010

Después de tres semanas en Buenos Aires ya me toca volver a casa.

Ya se como es. Lo he vivido muchas veces en los casi veinte años que llevo fuera: termino con los preparativos, reviso los pasaportes, doy una última mirada a la habitación a ver si me dejo algo. Después viene la hora de viaje de la casa de mi madre al aeropuerto, los peajes, estacionar el coche, encontrar el mostrador, posar para las fotos que sacará mi madre con su cámara analógica (que por suerte no llegarán a Facebook), el café a precio astronómico, alguna revista para el viaje.

En total la partida dura dos horas, más o menos. Dos horas que son la antítesis de aquellas dos cuando el avión, en el viaje de ida, empieza a dejar atrás Brasil, sobrevuela Uruguay y se acerca a Argentina. Sólo quiero llegar. Después el avión aterriza y llegan los reencuentros.

Pero esta vez es la partida y no la llegada, aunque también hay besos y abrazos.

Poso para las fotos, le agarro la mano a mi hija y me doy vuelta. La sensación es tan fuerte y conocida que se transforma en el saxo la trompeta de John Coltrane, el sonido hace vibrar cada parte de mi cuerpo: Every time we say goodbye I die a little.

Intuyo que será así. Tremendo como siempre.

También se que se me pasará. Y eso ayuda.