Después de tres semanas en Buenos Aires ya me toca volver a casa.
Ya se como es. Lo he vivido muchas veces en los casi veinte años que llevo fuera: termino con los preparativos, reviso los pasaportes, doy una última mirada a la habitación a ver si me dejo algo. Después viene la hora de viaje de la casa de mi madre al aeropuerto, los peajes, estacionar el coche, encontrar el mostrador, posar para las fotos que sacará mi madre con su cámara analógica (que por suerte no llegarán a Facebook), el café a precio astronómico, alguna revista para el viaje.
En total la partida dura dos horas, más o menos. Dos horas que son la antítesis de aquellas dos cuando el avión, en el viaje de ida, empieza a dejar atrás Brasil, sobrevuela Uruguay y se acerca a Argentina. Sólo quiero llegar. Después el avión aterriza y llegan los reencuentros.
Pero esta vez es la partida y no la llegada, aunque también hay besos y abrazos.
Poso para las fotos, le agarro la mano a mi hija y me doy vuelta. La sensación es tan fuerte y conocida que se transforma en el saxo la trompeta de John Coltrane, el sonido hace vibrar cada parte de mi cuerpo: Every time we say goodbye I die a little.
Intuyo que será así. Tremendo como siempre.
También se que se me pasará. Y eso ayuda.
7/01/2010 a las 15:39 |
Querido amigo, fue un gustazo volver a verte.
Yo sigo tu blog seguido.
Un abrazo.
Sebas
7/01/2010 a las 15:50 |
:) igualmente matu, verte a voss siempre es una alegría. Y te espero en barcelona, cuando vengas nos vamos a hacer el tour gallego con herrera: santiago, lugo, vigo, ourense… como hace 20 años, quien sabe hasta podemos visitar a tu prima!
7/01/2010 a las 16:15 |
¡Animo, Campeón! Que a argentina la lleva uno en el corazón (yo tb)
8/01/2010 a las 19:14 |
Uf, Ariel, me has puesto la piel de gallina. Me has hecho oír ese sonido y revivir mi propio ritual de la despedida. También sé que tarda en pasar lo que tarda uno en recuperar su rutina. Y una vez aquí, volvemos (al menos yo lo hago) a levantar ese espeso muro de hierro, entre el aquí y el allí, que evita que se filtren algunos sentimientos y nos permite seguir adelante. Al menos hasta el próximo encuentro.
Un abrazo!
8/01/2010 a las 21:47 |
No puedo creer que, si bien es admisible que te falle el oído o tal vez la memoria, también flaquee tu retentiva visual y no recuerdes haber visto a Coltrane en alguna foto o en la carátula de alguna de sus grabaciones en vinilo con su saxo.
9/01/2010 a las 1:27 |
@Mau
A ver si quedamos!!!
@carlangas
Por supuesto…saxo saxo, yo tampoco lo puedo creer…el corazón altera la memoria.
9/01/2010 a las 15:27 |
Impelido por la intención de que corrigieras esta entrada y cegado por mi afición al jazz, no presté atención y olvidé agradecerte unos segundos de sincera nostalgia (con banda sonora) de cada aeropuerto, estación o andén por los que he pasado.
Hay veces que el viaje es interior.
…
14/01/2010 a las 2:12 |
Que bonito profesor!
También «me has puesto la piel de gallina»! (me encanta esta expresión, no decimos así en Brasil ;-))
19/01/2010 a las 13:51 |
Y parece que a cada año fuera de Brasil se me hace más dura la vuelta y las despedidas me duelen más fondo… no creo que esto mejore nunca!
19/01/2010 a las 19:02 |
@Vanessa
Has estado por ahi ultimamente?
@Luiza
Y que se les pone? piel de jacaré?
:P
19/01/2010 a las 19:04 |
jejeje
No! Para esto tenemos una palabra: «arrepio»
:-)
19/01/2010 a las 19:06 |
Suena como una de mis palabras favoritas en portugues que es «cardapio» XD
3/02/2010 a las 16:05 |
Que bonito, así me sentí cuando marché de Holanda :)