A los 15 años, mi hija ya ha superado unos cuantos momentos familiares difíciles, varias mudanzas, muertes de abuelos, cambios de país de residencia, el aprendizaje de un idioma nuevo… Es una chica con fuerza que no se deja intimidar ante la incompetencia de algunos de sus educadores (me incluyo), y que también sabe, por suerte, reconocer a aquellos que valen la pena.
A partir de setiembre irá a un cole nuevo. Otra vez. El inminente cambio conlleva, como es normal, momentos de incertidumbre y episodios de desasosiego. Momentos de tragedia adolescente, tan intensos y reales como efímeros. A medida que se acerca la fecha de inicio de las clases, aumenta la intensidad y la frecuencia de estos episodios.
El otro día vimos que en la web de su nuevo cole estaban colgadas las listas de alumnos para el próximo curso y las descargamos. No se si esto es kosher en cuanto al cumplimento de la LOPD, pero esta vez me da igual, porque al ver la lista, se nos ocurrió una idea: buscar a sus futuros compañeros en facebook. Encontramos a unos cuantos, los invitó como amigos y una chica le contestó. Han intercambiado un par de mensajes.
El 14/9 es su primer día de cole en su cole nuevo. Esta vez, gracias a la web, será algo menos difícil de lo que suele ser, seguirá siendo un momento difícil, y es verdad que aún no tendrá amigos, pero sí que tendrá amigos del facebook, ya no será una completa extraña y eso la hará sentirse menos sola. De todos modos cruzo los dedos, porque con los adolescentes nunca se sabe.
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