Sabemos que las emociones juegan un papel importante en el diseño y en el marketing de productos. Sin embargo cuando hablamos de emoción parece que hablásemos de cuestiones metafísicas, intangibles, inaccesibles e indefinibles. Para contrarrestar este misticismo, me propongo comentar el modelo de Pieter Desmet acerca de las emociones provocadas por productos ante la observación pasiva de los mismos.
Basándose en teorías de la psicología cognitiva, Desmet sostiene que los diseñadores pueden influir en las emociones provocadas por sus diseños. Las teorías cognitivistas sostienen que si bien las emociones dependen de varios factores, las condiciones subyacentes son universales y que cada emoción diferente está provocada por un patrón único de condiciones previas. Esto nos permite hacer predicciones acerca del tipo de emociones que puede provocar un producto.
La emoción
La perspectiva psicológica acerca de la emoción nos dice que esta sirve como función adaptativa y puede verse como un mecanismo que señala situaciones favorables o perjudiciales para las preocupaciones de los individuos que las experimentan. Magda Arnold la define como la tendencia a aproximarse a aquello intuitivamente valorado como bueno (beneficioso) y de alejarse de lo valorado como malo (perjudicial).