La primera consultora de investigación de usuarios

24/02/2015

Lillian Moller Gilbreth no solo fue una de las primeras ingenieras con un doctorado (obtenido en 1915), sino que también fue la primera experta en aquello que luego se convertiría en investigación de usuarios.En la década de 1910, ella y su marido, el autodidacta Frank Gilbreth, fundaron la primera consultora en lo que ahora llamamos design research: Gilbreth, Inc. Aunque claro, nadie hablaba de design research en esa época, tampoco de user research, sino de Scientific Management.

Gilbreth, Inc. se ocupaba de estudiar los movimientos que realizaban los trabajadores al llevar a cabo una tarea. El objetivo era aumentar la eficiencia de los procesos al reducir los movimientos necesarios para ejecutar un procedimiento determinado. Los Gilbreth estudiaron el movimiento de trabajadores en las profesiones mas diversas: albañiles, empleados administrativos, operarios en fábricas, cirujanos, etc y se dieron cuenta de lo desorganizado e ineficiente que resultaba el comportamiento humano.

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El nivel de sofisticación de la investigación era tal, que llegaron a construir modelos en 3D de los movimientos registrados en cronociclografías. A partir del análisis de estos registros, Gilbreth, Inc. rediseñaba la manera en que los trabajadores debían desempeñarse para hacerlos mas eficientes. El famoso procedimiento del cirujano pidiendo «¡escalpelo!» resulta ser una propuesta de Frank a partir de un famoso estudio con cirujanos en Nueva York,

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El trabajo de los Gilbreth ha sido muy criticado por su contribución al Taylorismo y a la deshumanización de los trabajadores al tratarlos como meros objetos y quitarles su cualidad de agentes. Es cierto que también tienen defensores. Gilbreth, Inc., además de medir movimientos, se fijó en aspectos humanos como el stress y cuestiones de gestión del tiempo. Lillian fue de las primeras en reconocer que los trabajadores tienen motivaciones intrínsecas (satisfacción) y extrínsecas (salario) que afectan su desempeño.

En los videos de mas abajo, se puede ver el antes y después de diferentes tareas. También se incluyen las recomendaciones para mejorar la eficiencia en el desempeño de la tarea y otros aspectos como la postura o la seguridad del trabajador.

Los Gilbreth fueron muy eficientes y tuvieron 12 hijos, uno de ellos, Frank Jr., cuenta la historia de sus padres en un libro muy divertido: Cheaper by the dozen.

¿De qué tecnología hablamos cuando hablamos de mujeres en tecnología?

12/02/2015

La frase, repetida hasta el hartazgo como si fuera una verdad evidente, es que hay «pocas mujeres en el mundo de la tecnología».

Quizás esto no sea tan así, quizás el problema está en nuestra clasificación de aquello que consideramos tecnología y aquello que no.

Hace dos días tuve una reunión por un proyecto con un equipo de una importantísima empresa del sector textil (por eso de los NDA prefiero no decir cuál, pero no era Inditex). La mayoría de mis interlocutores en la reunión eran mujeres, había siete mujeres y solo un hombre. Luego, por lo que vi, mientras curioseaba por las diferentes áreas de trabajo, la mayoría de diseñadores también eran mujeres (calculo un 70%? 80%?).

Evidentemente no es la primera vez que veo que hay mayoría de mujeres en ciertos equipos (por ejemplo, en el sector del diseño gráfico esto también es bastante frecuente). Ahora bien, no tengo datos concretos, quizás estoy equivocado pero creo que aquello de que «no hay mujeres en tech» en realidad es un mito.

¿Y cómo se adopta semejante mito? Una vez mas, mediante la invisibilización de las mujeres. Haciendo que aquellos sectores donde las mujeres son mayoría (el sector textil, por ejemplo) no sean considerados tecnológicos. Eliminando de la categoría de tecnología aquellas áreas profesionales que tienen mayorías femeninas, como la industria de la indumentaria, que es intrínsecamente tecnológica. ¿Hace falta aclarar que la ropa también es tecnología? La masculinización de la tecnología viene ocurriendo ya desde el siglo XIX, según explica David Nye en Technology Matters citando a Ruth Oldenziel.

No voy a discutir que en ciertos ámbitos de la tecnología las mujeres están menos presentes, pero hay otros donde sí que están y, debido a un perverso mecanismo de categorización, no las vemos. Sobre como estos mecanismos cognitivos afectan nuestros razonamientos e inferencias ya escribió George Lakoff en Women, Fire, and Dangerous Things.

Los tuits del odio: mas allá de la cuestión legal

21/05/2014

En un análisis titulado Los tuits del odio, aparecido en el diario El País, Joan Queralt, catedrático de Derecho penal de la Universidad de Barcelona argumenta elocuentemente que los tuits antisemitas, a pesar de su bajeza moral, no constituyen delito.

El análisis de Queralt es clarísimo y su argumentación de las cuestiones penales me ha convencido. Es difícil, o directamente imposible, estar en desacuerdo con sus valoraciones éticas.

Sin embargo hay tres cuestiones que me gustaría apostillar:

1) Queralt dice que «la sociedad parece inmune» a la incitación directa a la violencia por motivos racistas o antisemitas. La gente, en especial los judíos europeos, tenía esa misma sensación en los años ’30. En aquellos años nadie pensaba que el horror mas absoluto podía ocurrir.
La psicología nos enseña que los seres humanos tendemos a minimizar riesgos (optimism bias) en función de los eventos que suceden alrededor nuestro (representativeness heuristic). Es evidente que en la España de hoy no hay pogromos, y yo creo que no va a haberlos mañana, ni pasado mañana tampoco, pero esto no es garantía de nada a mediano plazo. En Alemania, tal como describe Arendt en su tratado del totalitarismo, el antisemitismo fue el agente catalizador del nazismo. Esto no sucedió de la noche a la mañana.

España no suele salir bien parada en estudios sobre antisemitismo, uno muy reciente es el de la Anti-Defamation League, según el cual un tercio de la población adulta de España tiene algún tipo de actitud antisemita. Por supuesto que se puede mantener una actitud escéptica ante este estudio, aunque ello no lo invalida. Según estos datos se puede afirmar que la sociedad española parece menos inmune a tales sugestiones que la holandesa, por ejemplo.

2) Entiendo que debe haber un nexo causal directo entre la incitación y el delito para que sea delito, pero cuando alguien dice «vamos a matar judíos» ya es demasiado tarde, la gente sale a participar en pogromos por incitación directa o de manera espontánea, pero se requiere una formación de opinión previa. Por eso en otros países las expresiones de antisemitismo y la exhibición de sus símbolos están penadas (y no solo la incitación al odio cuando se demuestra un nexo causal directo entre la incitación y el delito).

3) Queralt habla de «este contexto de nulo nivel cultural que convierte a algunos seres humanos en energúmenos», pero la historia del nazismo, y del antisemitismo de los últimos dos siglos, demuestra que hay muchas personas brillantes y tremendamente educadas que han sido antisemitas y/o se han dejado seducir por el nazismo, siendo Heidegger el ejemplo mas notable. Es decir, no debemos confiar en que el nivel cultural sea una garantía contra la barbarie.

En varios países que han padecido el nazismo (Holanda, Alemania o Austria por ejemplo) y que han visto desaparecer a sus poblaciones judías (3/4 de los judíos holandeses fueron exterminados durante la Segunda Guerra Mundial), estos tuits, intuyo, seguramente sí serían constitutivos de delito. Para mí, la ley española y la actitud general de laissez faire ante el racismo y, en especial, ante el antisemitismo son un indicador de lo poco que se entienden estos fenómenos y la poca importancia que se les da.

Season’s Greetings

15/12/2013

Imagen: Wonderlijcker Ghedaente eenes Pausschen Ezels. (S.XVII) extraída de Geloof en Satire Anno1600, Rijksmuseum het Catharijnenconvent Utrecht, 1981.

Antes de Evgeny Morozov (algunos libros recomendados)

14/11/2013

Evidentemente, Evgeny Morozov no es el primero en comentar que los avances tecnológicos no siempre se traducen en bienestar humano y que estos vienen condicionados por los contextos socio-políticos en los que emergen y en los cuales, indefectiblemente, terminan influyendo.

Antes que él, desde mucho antes de la popularización de la web y del surgimiento del (pseudo)activismo en Facebook, hubo varios autores que se ocuparon de la crítica de la tecnología y reflexionaron de manera profunda sobre las fuerzas que actúan sobre el surgimiento, desarrollo y difusión de la tecnología, así como de las visiones políticas que condicionan su avance y la dirigen hacia el control y la explotación de la sociedad.

A continuación incluyo una lista de varias obras. Aclaro que se trata de una lista de recomendaciones no exhaustiva, determinada por mis lecturas y sesgada por mi propia visión pesimista.

 

La crítica de la tecnología también está presente en el campo de la filosofía de la tecnología donde varios autores (Bruno Latour, Herbert Marcuse, o Martin Heidegger, por ejemplo) se han ocupado de tratar los efectos negativos del avance tecnológico.

Defining design (Part II)

10/07/2013

Some definitions

Every good dictionary (e.g. The Oxford Dictionary of English) defines design as both a noun and a verb. The noun refers to a plan or drawing intended to show the look and function or workings of an artefact, while the verb usually means ‘to do’, ‘to plan’ or ‘to decide’ on the look and functioning of this artefact (i.e. ‘the design’).

The ambiguous nature of the word is illustrated by a seemingly nonsensical sentence:

‘Design is to design a design to produce a design’ (Heskett, 2002, p.3)

Design is a ubiquitous word; we see it often and in many different contexts: schools of design, designer clothes, design prizes, design shops, and everywhere we look we see design and designs. Some theorist even claim that ‘[a]ll what we [humans] do, almost all the time, is design, for design is basic to all human activity. The planning and patterning of any act toward a desired, foreseeable end constitutes the design process’ (Papanek, 1985, p.3).

It seems fair to reckon that since everyone seems to be doing it, then everyone should know what design is, and therefore what designers do and how they do it – or at least have a vague idea – but this is hardly the case. The troublesome definition of design remains elusive. Lawson (2006, p.33) asks rhetorically:

Do we really need a simple definition of design or should we accept that design is too complex a matter to be summarised in less than a book? The answer is probably that we shall never really find a single satisfactory definition but that the searching is probably much more important than the finding.

Even in a canonical source such as the aforementioned one, the reader has to wait until page 31 for an attempt to a definition of what design is and is not. After citing and reflecting on definitions by other authors, Lawson (2006, p.33) finally refers to Jones (1970) in a phrase that Jones himself regarded as the ‘ultimate definition’ of design: ‘to initiate change in man-made things’. This definition is not instrumental at all, but every designer should probably agree, at least intuitively and to some extent, that it resembles to what we do.

Nigel Cross does not provide a definitive definition of design in Designerly Ways of Knowing (Cross, 2007a) – his compilation of canonical papers – either, but instead he offers a fragmented description of characteristics that can be put together as follows: ‘design is rhetorical’ (p.51), ‘design is exploratory’ (p.52), ‘design is emergent’ (p.52), ‘design is abductive’ (p.53), ‘design is reflective’ (p.53), ‘design is ambiguous’ (p.54), and ‘design is risky’ (p.54).

A definition always focuses on certain aspects of the object the author wishes to explain. Often this focus lies in the process or planning of change such as in the aforementioned definitions by Papanek or Jones. The British Design Council also puts forward a definition by Sir George Cox that involves a final goal: ‘Design […] shapes ideas to become practical and attractive propositions for users or customers. Design may be described as creativity deployed to a specific end’ (Design Council, year n/a).

Simon (1996, p.111) poses a very famous and short definition that combines the view of design as a common human activity with a goal orientation: ‘every one designs who devises courses of action aimed at changing existing situations into preferred ones’. Simon (1996, p.114) takes his teleological view further and adds the artefact as a means to achieving goals: ‘[d]esign […] is concerned with how things ought to be, with devising artifacts to attain goals’. Other authors, point on the final results of the activities without focusing on end goals: ‘the process of creating tangible artifacts to meet intangible human needs’ (Moran and Carroll cited in Visser, 2006, p.115). Visser (2006) mentions other definitions that go in this direction and neglect to mention the crucial difference between the specification and the artefact product itself. This difference is what separates design from craft and it is at the very basis of design methodology (Jones, 1992).

The following all-encompassing definition (Visser, 2006, p.116) provides an accurate image of design:

Design consists in specifying an artifact (the artifact product), given requirements that indicate – generally, neither explicitly, nor completely – one or more functions to be fulfilled, and needs and goals to be satisfied by the artifact under certain conditions (expressed by constraints). At a cognitive level, this specification activity consists of constructing (generating, transforming, and evaluating) representations of the artifact until they are so precise, concrete and detailed that the resulting representations – ‘the specifications’ – specify explicitly and completely the implementation of the artifact product. This construction is iterative: many intermediate representations are generated, transformed and evaluated prior to delivery of the specifications that constitute the final design representation of the artifact product together with its implementation. The difference between the final and the intermediate artifacts (representations) is a question of degree of specification, completeness and abstraction (concretization and precision).

So what is design?

Design is the generative, transformative and evaluative activity behind these artefacts:

Source unknown

Sketches (source unknown)

And behind these:

Volta Paragon Bicycle Helmet

Prototypes for the Volta Paragon Bicycle Helmet

And these:

Volta Paragon Bicycle Helmet

Illustrated specifications for the Volta Paragon Bicycle Helmet

And this too is design:

Volta Paragon Bicycle Helmet

Final Volta Paragon Bicycle Helmet

So then, what is design?

As John Chris Jones argues, design is, above all things, ‘the performing of a very complicated act of faith’ (cited in Lawson, 2006).

References

CROSS, N. (2007) Designerly Ways of Knowing, Basel: Birkhäuser.

DESIGN COUNCIL (year n/a) What design is and why it matters, [online], available: http://www.designcouncil.org.uk/about-design/What-design-is-and-why-it-matters/ [Last accessed 08/03/2013].

HESKETT, J. (2002) Design: A Very Short Introduction, Oxford: Oxford University Press.

JONES, J. (1970) Design Methods: seeds of human futures, Chichester: John Wiley and Sons.

JONES, J. (1992) Design Methods, 2nd edn, New York: Wiley.

LAWSON, B. (2006) How designers think: the design process demystified, 4th edn, Oxford: Architectural Press.

PAPANEK, V. (1985) Design for the Real World: Human Ecology and Social Change, 2nd edn, Chicago: Academy Chicago Publishers.

PEIRCE, C. S. (1998) The essential Peirce, Vol. 2 (1893 – 1913), Bloomington: Indiana University Press.

SIMON, H. (1996) The sciences of the artificial, 3rd edn, Cambridge: The MIT Press.

VISSER, W. (2006) The cognitive artifacts of designing, Mahwah: Lawrence Erlbaum Associates.

Have you read Defining Design (Part I)?

Defining design (Part I)

10/07/2013

Defining the common aspects of design

It might be redundant to state that – except in pristine nature – we are surrounded by the outcome of design. So, if design is ‘the human capacity to shape and make our environment’ (Heskett, 2002, p.5), one cannot avoid wondering how can design and the designer accommodate to such a variety of requirements. Walter Gropius, the founder of the Bauhaus, asserted – in what has become a very famous quote in the field of design – that architects (i.e. architectural designers) construct ‘from the spoon to the city’. After reading this statement, one cannot avoid wondering how can design afford such a variety of domains and how the activities of designing a bridge or designing a pen can be considered to be intrinsically the same activity. I shall try to probe into these issues, even though the questions will probably remain partially unanswered.

Design comprises several disciplines: product, interior, graphic, fashion… just to name a few. Within each of these disciplines there are sub-disciplines or specialisations: within graphic design one can find editorial design, information design, branding, etcetera. Some sub-disciplines are related or are even shared by two disciplines such as packaging, which can be considered product or graphic design or both; or interior lighting design, which can be considered product or interior design or both. Then, does it make sense to talk about design as a unique activity? Or, is it reasonable to consider common aspects of design such as design decision making or design cognition when designers are facing and tackling problems so apart from one another as the design of toothbrushes and car dashboards?

Lawson (2006, p.9) asserts that ‘we must be cautious […] in assuming that all design fields can be considered to share common ground’. But then he posits a notion with tremendous implications: ‘what is certain is that design is a distinctive mental activity’. Here Lawson asserts that design as a mental activity is different from the rest. Nigel Cross goes further and refers to designerly ways of knowing when positing the distinctiveness of design activity and a common cognitive approach among designers (Cross, 2007b, 2011). Designerly can be defined as: ‘the deep, underlying patterns of how designers think and act’ (Cross, 2007a, p.11).

Design methodology tries to be domain-independent (Dorst, 1997; Lawson, 2006), but a domain-agnostic design methodology makes sense if, and only if, designers share cognitive features regarding their approach to design. If there is not such a thing as a designerly way of knowing, pursuing a domain-independent design methodology shall remain a chimera.

References

CROSS, N. (2007a) Designerly Ways of Knowing, Basel: Birkhäuser.

CROSS, N. (2007b) ‘Forty years of design research’, Design Research Quarterly, 1(2), 3-5.

CROSS, N. (2011) Design thinking, Oxford: Berg.

DORST, K. (1997) Describing Design: A comparison of paradigms, Doctoral thesis, Tecnische Universiteit Delft.

HESKETT, J. (2002) Design: A Very Short Introduction, Oxford: Oxford University Press.

LAWSON, B. (2006) How designers think: the design process demystified, 4th edn, Oxford: Architectural Press.

 

Read Defining Design (Part II)

Intuitive decisions

14/06/2013

When making decisions, experts do not necessarily engage rationally in an analytical sense, they have developed their expertise and knowledge to such an extent that they do not always require conscious, volitive or explicit reasoning. Experts seem to usually know what to do in a given situation without necessarily defaulting to rational thought and inference (of course It does not follow that they are always right).

This behaviour of knowing occurs effortlessly and without deliberate analysis and is usually referred to as ‘intuition’. As it was already signalled by Glöckner and Witteman (2010), it is obvious that the intuitive processes are crucial for making decisions. The concept of intuition needs further exploration in order to clear it from the magical or mystical connotation it has in everyday language.

Intuition refers to an evaluation:

  1. of which we are rapidly consciously aware,
  2. with reasons of which we are not fully conscious,
  3. that is sufficiently strong to make us act thereon.

Intuition works thanks to the application of heuristics intended to operate within limits of time, knowledge and computational capacity, without applying calculation of probabilities or utility, as prescribed by the classical models (Gigerenzer, 2008; Todd and Gigerenzer, 2000). Herbert Simon (1992, p.13) offers a definition of skilled intuition:

In everyday speech, we use the word intuition to describe a problem-solving or question-answering performance that is speedy and for which the expert is unable to describe in in detail the reasoning or other process that produced the answer. The situation has provided a cue; this cue has given the expert access to information stored in memory, and the information provides the answer. Intuition is nothing more and nothing less than recognition.

It is interesting to note that this definition is accepted by authors belonging to opposite paradigms such as Gary Klein and Daniel Kahneman (Kahneman and Klein, 2009).

Klein (1998, p.31) argues that ‘Intuition depends on the use of experience to recognise key patterns that indicate the dynamics of the situation’. The patterns are subtle and may evade conscious awareness, which means recognising reality without knowing that we are recognising it or how is happening (Gigerenzer, 2008; Klein, 1998). Most of the processes that we frequently call intuition are processes of recognition (Simon, 1999). The capacity of recognition comes from experience, often what is recognised is the deviation from a pattern or expectation more than the recognition of a prototype as such. For recognition, experts use patterns of cues more than the recognition of a particular isolated cue (Klein, 1998).

There are different models of intuition based in so-called dual processing, which indicate a clear distinction between intuitive, automatic processes on one hand and deliberate, conscious processes on the other. Stanovich and West (2000) propose a system 1 and a system 2 dual-process theory, which was adopted by authors such as Kahneman (2003), who describes system 1 as being highly associative, fast, automatic and usually emotionally charged (i.e. intuition). It is implicit – meaning that it is not available to introspection – and governed by habit and therefore difficult to control or modify. The system 2 of reasoning is slow, costly in cognitive terms, likely to be conscious and controllable in most situations (Kahneman, 2003). For a detailed treatment of dual-process theory see Osman (2004).

Authors such as Glöckner and Witteman (2010) argue that intuition is not an even concept but rather a group of different cognitive mechanisms:

  1. intuitive association based on simple learning retrieval processes,
  2. matching intuition based on comparison with prototypes,
  3. accumulative intuition based on evidence accumulation,
  4. construction intuition based on the construction of mental representations.

A model of intuition

The figure below (adapted from Klein, 2003) can be taken as a model of intuitive decision making based in pattern-recognition. This model depicts four steps:

  1. A situation generates cues.
  2. Cues allow decision makers to recognise patterns.
  3. Patterns activate action scripts.
  4. Action scripts are implemented to affect the situation.

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Two processes that are related to intuition are those of pattern matching and the activation of action scripts, which can occur in an instant and without conscious reasoning (Klein, 2003). The decision maker translates her experience into judgements and decisions based on a process of pattern-recognition and pattern-matching. Once the decision maker gains sense of the situation, she monitors for cues and recognises patterns, which activate routines for responding: the so-called action scripts. The pattern tells the decision maker what to do and the action script indicates how to do it. An action script is thus a kind of routine for making things happen but is a general course of action, not one that can be carried out algorithmically as a sequence of steps. In fact, it needs to be contextualised and adapted to the situation in order to be adopted, requiring expertise to be executed. In general, experts have a greater collection of actions scripts at their disposal (Klein, 2003).

See Glöckner and Witteman (2010) for a comprehensive overview of categorisation of processes underlying intuitive judgement and decision making

References

GIGERENZER, G. (2008) Decisiones instintivas, Barcelona: Ariel.

GLÖCKNER, A. & WITTEMAN, C. (2010) ‘Beyond dual-process models: A categorisation of processes underlying intuitive judgement and decision making’, Thinking & Reasoning, 16(1), 1-25.

KAHNEMAN, D. (2003) ‘A Perspective on Judgment and Choice: Mapping Bounded Rationality’, American Psychologist, 58(9), 697-720.

KAHNEMAN, D. & KLEIN, G. A. (2009) ‘Conditions for intuitive expertise: a failure to disagree’, The American psychologist, 64(6), 515-26.

KLEIN, G. (1998) Sources of Power, Cambridge: The MIT Press.

KLEIN, G. (2003) The power of intuition, New York: Currency Books.

OSMAN, M. (2004) ‘An evaluation of dual-process theories of reasoning’, Psychonomic Bulletin Review, 11(6), 988-1010.

SIMON, H. (1992) ‘What is an explanation of behavior?’, Psychological Science, 3(3), 150–161.

SIMON, H. (1999) ‘Problem Solving’, in: WILSON, R. & KEIL, F. (eds.), The MIT Encyclopedia of the Cognitive Sciences, 674-676, Cambridge: The MIT Press.

STANOVICH, K. E. & WEST, R. F. (2000) ‘Individual differences in reasoning: implications for the rationality debate?’, Behavioral and Brain Sciences, 23(5), 645-665; discussion 665-726.

TODD, P. M. & GIGERENZER, G. (2000) ‘Précis of Simple heuristics that make us smart’, The Behavioral and brain sciences, 23(5), 727-741.

Pequeña guía para anfitriones

26/12/2012

Parece que, según la reforma del Código Penal que prepara Gallardón, será ilegal acoger en casa o ayudar económicamente a inmigrantes sin papeles. También parece que habrá una pena de hasta dos años de cárcel para quienes lo hagan.

La RAE dice que acoger es admitir en casa a alguien.

Esto me preocupa sobremanera, ya que la definición de acoger incluye invitar a alguien a ver un partido de fútbol o a tomar un café en casa. Como yo, en principio, no quiero violar la ley ni, muchos menos, ir a la cárcel por ello, quiero estar preparado para la entrada en vigor de la norma. Para evitar problemas he estudiado una serie de situaciones que podrían darse y que quiero compartir con los lectores de este abandonado blog.

Debemos asumir que el inmigrante sin papeles no revelará su condición de tal o nos mentirá al respecto, no tendría sentido preguntar a una persona explícitamente si es un inmigrante y si tiene papeles, si lo hiciéramos probablemente nos mentiría. En el caso de que el inmigrante insista en enseñar sus papeles, se debe dudar acerca de la legitimidad de los mismos. Este tema lo trataremos más adelante, antes comenzaremos por el principio. Tomaremos como ejemplo un caso en el que invitamos a una persona a tomar un café a nuestra casa.

Tengamos en cuenta que, en esta sociedad global, cualquier persona puede ser un inmigrante sin papeles. Por eso la primera cuestión que debemos plantearnos es:

1. ¿Cómo puedo reconocer a un inmigrante?

Uno podría pensar que a un inmigrante se lo puede reconocer con facilidad porque va mal vestido, ya que es pobre (tengamos en cuenta que más de la mitad de las personas atendidas por Cáritas son inmigrantes). Pero hay gente que va mal vestida y es pobre y no es inmigrante. También hay inmigrantes que no son pobres e incluso van, algunos, bien vestidos. El criterio del buen vestir es problemático porque aún no hay un criterio objetivo (o intersubjetivo) de aquello que constituye el buen vestir.

Las chilabas, ponchos peruanos, las chompas bolivianas, las bombachas de gaucho pampeanas y otros vestidos de carácter étnico, tampoco son recomendables como elemento identificador ya que estas prendas también suelen ser usadas por ciudadanos españoles afectos a aquello que antaño se denominaba «world music» y por aquellos que profesan simpatías por movimientos altermundistas.

Descartada la indumentaria como elemento identificador del inmigrante, el color de la piel o el fenotipo se nos pueden aparecer como una herramienta segura de identificación. Sin embargo tampoco es un criterio seguro, hay muchos inmigrante que tienen un aspecto que se asemeja al de muchos españoles, muchos hispanoamericanos de origen europeo o incluso indocumentados de países del este, podrían pasar por nativos de Valladolid o Alcorcón. Incluso hay españoles de origen chino, malí o uzbeco. Notable es el caso de Jonás Ramalho Chimeno, jugador de Athletic Club y de orígen Angoleño pero oriundo de Barakaldo. El criterio del color de la piel o el fenotipo no nos sirven dada la variedad étnica del español.

Una manera efectiva de reconocer a un inmigrante es mediante su acento, que claramente no suena como el acento español peninsular. Eso siempre y cuando el inmigrante hable español, porque en muchos casos no lo habla. Si no lo habla el reconocimiento del inmigrante se ve facilitado enormemente. Uno puede asumir con casi total seguridad que si no hablan español, la persona en cuestión es un inmigrante. Puede darse que la persona en cuestión finja no hablar español. Esta molesta situación, que nos complica bastante la identificación certera del inmigrante, no la trataremos en esta entrada.

Concluimos, entonces, que la herramienta del acento es efectiva y poderosa para reconocer al inmigrante, pero también puede llevar al equívoco. El detector de inmigrantes suspicaz, pero de oído poco entrenado, puede pensar que un español de las Islas Canarias es un inmigrante. Tengamos en cuenta que para el principiante en reconocimiento de acentos ilegales, el canario puede sonar como el venezolano o el cubano. Incluso la utilización de clásicas palabras o expresiones de origen canario como chacho, jarto mocho o quiquere no debe tranquilizarnos ya que el inmigrante podría haber aprendido estas pintorescas expresiones para engañarnos.

Resúmen 1: si la persona habla raro, pero en un raro distinto de los raros autóctonos, la persona en cuestión es un inmigrante.

Si el invitado no es identificado como inmigrante, bastará con pedirle que exhiba su DNI español, pasaporte o carné de conducir.

Si la persona es identificada como inmigrante debemos despejar la duda acerca de su estaus legal de residencia. Veremos esta cuestión a continuación.

2: ¿Cómo reconocer a un inmigrante sin papeles? o dicho de otro modo ¿cómo podemos determinar si el inmigrante tiene permiso de residencia en regla?

Aquellos que se inician en la detección de inmigrantes sin papeles, suelen pensar que la presentación de documentación bastaría para constatar que nuestro invitado inmigrante tiene permiso de residencia. Como veremos a continuación, no basta con exhibir un documento sino que hay que analizar este documento cuidadosamente, no hacerlo es un error frecuente que debe ser evitado.

Supongamos que pedimos al inmigrante que presente su documentación. El inmigrante entenderá que se trata de un imperativo legal y no tendrá mayores problemas en presentarla. Pero, ¿sabemos qué estamos revisando?
Imaginemos que el inmigrante nos entrega un pasaporte como primera documentación. Nos tocará determinar la validez del pasaporte. Hay que admitir que no sabemos nada de pasaportes marroquíes, argentinos o pakistaníes. Para examinar un pasaporte con seguridad, necesitaremos una conexión con los servicios informáticos del Secretaría General de Inmigración y Emigración del Ministerio de Empleo y Seguridad Social o con la Policía Nacional. Para ello necesitaremos un lector de pasaportes electrónicos o un lector de RFID conectado a los servicios informáticos anteriormente mencionados.

Si hemos comprado el lector de pasaportes, podemos utilizarlo también con aquellos invitados que se identifican como españoles, les daremos una buena impresión y nuestros invitados verán que nos tomamos el cumplimiento de las las leyes en serio.

Retomemos el caso del inmigrante. Controlar su pasaporte nos servirá para determinar que el pasaporte en cuestión es legítimo, pero no nos dirá nada acerca de la situación del inmigrante en España. Para ello el inmigrante deberá mostrarnos su tarjeta de identidad con su correspondiente NIE. En esta tarjeta constan los datos personales y otros relativos al período en el cual el inmigrante puede residir en España. Podremos cotejar el nombre del invitado inmigrante y el nombre que aparece en la tarjeta. Si estos concuerdan debemos verificar que la fecha en la que el inmigrante entra en casa está comprendida entre las fechas que aparecen en la tarjeta de residencia.

Resúmen 2: Si los datos no concuerdan o las fechas del permiso están expiradas, debemos disculparnos y negarle la entrada al invitado inmigrante. No tengo claro que la reforma contemple la denuncia del inmigrante, pero de ser así, debemos denunciarle. En este caso sí que podemos darle café mientras lo entretenemos hasta que llega la policía a capturarlo.

Si los datos concuerdan debemos cerciorarnos de que la tarjeta de residencia suministrada por el inmigrante es legítima. Este aspecto lo trataremos a continuación.

3. ¿Cómo podemos determinar si la tarjeta de residencia es una falsificación?

Una manera fácil, pero no del todo segura, es comparar el aspecto de la tarjeta entregada con una tarjeta legítima. Con las herramientas actuales de retoque fotográfico como Photoshop™ y las impresoras mas modernas se hace posible la fabricación de tarjetas de residencia apócrifas, por ello, y hasta que el Ministerio del Interior o el Ministerio de Justicia no pongan a disposición del ciudadano Cursos de Reconocimiento y Detección de Tarjetas de Residencia Falsas (CRDTRF) lo más recomendable será solicitar al invitado que acuda a nuestro domicilio acompañado de un miembro de la policía nacional o de alguna de las otras fuerzas del orden público con competencias para atestiguar que se trata de un inmigrante con los papeles en regla. No está claro, aún, que un notario sea un garante suficiente.

También es posible desplazarse junto al inmigrante invitado a una dependencia policial o judicial donde nos puedan asegurar que el inmigrante tiene una tarjeta de residencia en rigor. Es importante realizar este molesto trámite ANTES de que el inmigrante entre en casa.

En ambos casos debe pedirse un certificado por escrito, para evitar el conocido «tu me dijiste y yo te dije», y «donde dije digo digo diego». Pensemos que por un error de este tipo podríamos pasarnos dos años en la trena.

Resúmen 3: el inmigrante debe venir acompañado de un miembro de la policía o debemos acompañarlo a un cuartelillo.

Si seguimos estas simples recomendaciones colaboraremos con el ministro Gallardón y podremos estar tranquilos de que no violamos ningún inciso del código penal.

Aclaración: en este post se utiliza el café porque es algo que gusta a la mayoría de la gente, pero los consejos también sirven si la invitación involucra té, licor de lagarto, pisco o raki.

Krugman y Ayn Rand

21/06/2011

Paul Krugman comenta los libros que le sirvieron de inspiración y reproduce la siguiente cita anónima:

“There’s an age when boys read one of two books. Either they read Ayn Rand or they read Tolkien’s Lord of the Rings. One of these books leaves you with no grasp on reality and a deeply warped sense of fantasy in place of real life. The other one is about hobbits and orcs.”

Teaching Service Design to Design Students

8/06/2011

Acaba de salir un artículo mío en Touchpoint,  The Journal of Service Design. En este artículo corto recojo algunas reflexiones acerca de nuestra asignatura de innovación y diseño de servicios en Elisava.

Teaching Service Design to Design Students

Publicado en Touchpoint 3#1 “Learning, Changing, Growing” de la Service Design Network.

Apuntes sobre la conducción distribuida

11/01/2011

En la mayoría de las ciudades europeas los conductores de coche son agentes esencialmente autónomos. Cada conductor es en principio responsable de la conducción de su vehículo. Obviamente los conductores no existen en un vacío sino que interactúan unos con otros y se comunican sus planes e intenciones (por ejemplo poner la luz intermitente antes de girar). Sin embargo, la responsabilidad última sobre la conducción es individual y los demás conductores no se preocuparán por la conducción de los otros hasta que no adviertan un error muy grave y crean necesario hacerlo saber, por ejemplo mediante el uso de la bocina para que el conductor que comete un error rectifique o bien para protestar por la conducción incorrecta.

En algunos países como Marruecos o Argentina se da un fenómeno donde esta responsabilidad individual se diluye dando origen a un tipo distribuido de conducción. En este tipo de conducción, el conductor asume que los demás conductores estarán en un estado de mayor vigilancia y asumirán una parte de la responsabilidad de la conducción de todos los demás vehículos alrededor suyo.

Veamos un ejemplo que ilustra la esencia de la conducción distribuida. Si en España cada conductor, en general, se preocupa por conducir por un mismo carril, en Marruecos los conductores no prestan tanta atención a permanecer en el mismo carril, sino que avanzan asumiendo que obtendrán señales de atención por parte de otros conductores para poder rectificar en caso de ser necesario. Estas señales les permitirán no causar accidentes sin necesidad de mantenerse en el carril correcto.

Los demás conductores no se alteran ni se enfadan por tener que alertar a otro conductor, sino que asumen que la práctica, por ejemplo, de no prestar atención al carril (lo cual en España sería reprochable) es perfectamente aceptable. En la conducción distribuida avisar a demás conductores es parte intrínseca de la tarea de conducir. Todos los conductores saben que en pocos momentos serán ellos mismos quienes serán alertados por otros.

Valéry, entonces y ahora

28/12/2010

Walter Benjamin comienza su ensayo La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica con una impresionante cita de Paul Valéry, que ilumina el debate sobre la entonces nueva naturaleza de la creación artística:

En un tiempo muy distinto del nuestro, y por hombres cuyo poder de acción sobre las cosas era insignificante comparado con el que nosotros poseemos, fueron instituidas nuestras Bellas Artes y fijados sus tipos y usos. Pero el acrecentamiento sorprendente de nuestros medios, la flexibilidad y la precisión que éstos alcanzan, las ideas y costumbres que introducen, nos aseguran respecto de cambios próximos y profundos en la antigua industria de lo Bello. En todas las artes hay una parte física que no puede ser tratada como antaño, que no puede sustraerse a la acometividad del conocimiento y la fuerza modernos. Ni la materia, ni el espacio, ni el tiempo son, desde hace veinte años, lo que han venido siendo desde siempre. Es preciso contar con que novedades tan grandes transformen toda la técnica de las artes y operen por tanto sobre la inventiva, llegando quizás hasta a modificar de una manera maravillosa la noción misma del arte.

Paul Valéry, Pièces sur L’Art, 1931
Le Conquete de l’ubiquite

Paul Valéry señalaba, hace ya 80 años, la necesidad de un cambio de paradigma debido a la aparición de nuevas tecnologías de reproducción que han emancipado, en palabras de Benjamin, a la obra artística de su existencia parasitaria en un ritual, un ritual ligado a la atracción irresistible que provoca una obra de arte original.

En mi lectura (sobre todo en el marco del ensayo de Benjamin) Valéry preve un nuevo sistema para las artes, donde las tecnologías de distribución y reproducción afectan la actividad creativa en si misma. Valéry ha demostrado tener razón en aquello de el poder de acción (de las personas de otro tiempo) sobre las cosas era insignificante comparado con el que nosotros poseemos, las novedades tecnológicas han cambiado de raíz la actividad creadora y la inventiva humana. El discurso de Valéry es estético, y por eso me resulta especialmente interesante. Quien quiera un discurso político acerca de la reproductibilidad técnica, puede leer el monumental ensayo de Benjamin.

La cultura ya no son sólo las artes, ni en su concepción del siglo XVII ni en su concepción actual. La cultura no es sólo la opera o las esculturas de Chillida. Las industrias culturales y el entretenimiento también son cultura. Incluso Alejandro Sanz es cultura y Ramoncín también lo es. Pero la cultura es más que eso y las industrias culturales no son la cultura.

La cultura también es mi hija haciendo una animación casera donde Bob Esponja persigue a Justin Bieber mientras canta una canción de Lady Gaga. Pero hoy por hoy las restricciones de copyright hacen que realizar este video casero sea imposible sin infringir derechos de autor. Las leyes vigentes de protección de la propiedad intelectual atentan contra la creatividad de todos, limitando la ubicuidad de sus fuentes y con ello amenazando la evolución de la cultura.

Hoy puede afirmarse que la parte física sigue siendo tratada como antaño, y aún más, las leyes de propiedad intelectual, creadas para proteger a autores luego del surgimiento de la era de la reproductibilidad técnica, ahogan la cultura humana y su evolución. El cambio de paradigma que modifica la noción misma del arte (¿un cambio hacia un paradigma de cultura libre?) está siendo frenado por leyes que regulan la reproducción de obras artísticas incluso desde antes del cambio tecnológico señalado por Valéry.

Este anacronismo debe resolverse de modo que las leyes que regulan las industrias culturales repercutan en el bien de la sociedad y no solo en los poderes económicos cuyo interés principal está en la acumulación de capital y no en el avance de la cultura humana.

La sicología del zum

20/12/2010

En una provocadora nota en el prólogo a Elogio de la sombra (un libro que recuerdo haber tenido que leer para el bachillerato) Jorge Luis Borges apunta:

Deliberadamente escribo psalmos. Los individuos de la Real Academia Española quieren imponer a este continente sus incapacidades fonéticas; nos aconsejan el empleo de formas rústicas: neuma, sicología, síquico. Últimamente se les ha ocurrido escribir vikingo por viking. Sospecho que muy pronto oiremos hablar de la obra de Kiplingo.

(1969)

A mi sicología me suena como si me introdujeran una aguja de tejer en el oído medio (porque soy del otro lado del charco). Por eso sigo diciendo y escribiendo psicología. Lo mismo me pasa con proscrito y por eso sigo escribiendo proscripto.

El afán castellanizador al que se refería Borges llega al absurdo con la promulgación de una norma de la Real Academia según la cual zoom ahora se escribe zum.

Las palabras tienen alma y el alma del zoom es inglesa, como lo son sus sonidos. La  «Z» de zoom es «Z» de insecto, cuya transcripción fonética es \’z\ y su «OO» alargada, que en notación fonética se escribe \ü\. Zoom se pronuncia \ˈzüm\ pero zum en notación fonética se escribe \’θum\.

Zum no es zoom.

Para mí zum es sum, pero zoom no es sum. Para un español zum es zum, pero zum no es zoom, ni para mi, ni para un español.

Zoom es zoom.

Zoom es más «zzuum» que «zum», pero la combinación «zzuu» no aparece en el castellano, entonces no se puede utilizar para castellanizar zoom. Y si zum no es zoom, zoom debe seguir siendo zoom.

Yo voy a seguir escribiendo zoom, ignorando a la RAE como hago cuando escribo proscripto. Pero proscripto no está proscripto del todo, y zoom si que lo está.

Zum es una palabra en alemán, como en zum bier.

Escribir zum en vez de zoom es zum kotzen.

What is Design?

14/12/2010

«Design is the performing of a very complicated act of faith.”
John Chris Jones citado por Bryan Lawson